LA CONFLICTIVIDAD DE UN PAÍS

Colombia es el país de los diagnósticos y de las investigaciones exhaustivas; y, donde las soluciones son un deseo y una realidad llena de chambonadas y leguleyadas.

No nos cansamos de repetirlo: la deuda externa es el problema más grave. Gracias a ella, de cada cien pesos que producimos (PIB), sesenta y cinco se van para el servicio de dicha deuda. Y nos siguen prestando de lo mismo que nos exprimen a punta de intereses; hasta que llegue al punto que nos reventamos.

¿Cuándo nos reventamos? En un máximo de cinco años estaremos pidiendo “renegociar”, cuando ya estaremos en condiciones desventajosas para hacerlo y hayamos entregado todos los bienes de la nación, más nuestros ahorros y las pensiones.

Mientras tanto, los impuestos a los colombianos seguirán aumentando, los empresarios salvajes guiados por el capitalismo neoliberal y neo laboral, exprimen más al trabajo, a los trabajadores, al propio Estado y se quejan de las situaciones, según ellos “recesivas” producidas por la pandemia y la protesta social. Aberrante.

Sumidos en una guerra de múltiples actores: narcotráfico, estalinismo, paramilitarismo, delincuencia urbana y migración desordenada que ahoga cualquier proyecto de servicio social.

No hay colombiano que no tenga su crisis de sobrevivencia: los unos, poquitos, porque comen gallina y eructan caca; y la gran mayoría de colombianos, el 95%, que como caca y eructan, solo eso, caca.

Bueno, está la clase media, los que amortiguan la crisis social y económica con su crisis de personalidad, que, comen gallina a punta de deudas y a la vez caca a punta de realidad.

Definitivamente, estamos mal con tanto chambón y tantas chambonadas.

Esta, nuestra Colombia, requiere de una gobernanza leal en todos los territorios, que no traicione a los ciudadanos; se requiere de un parlamento con legisladores que trabajen por el país y no en contra; se requiere de un Estado sin corrupción y sin corruptos, que no sean por conveniencia, juzgados como inocentes ladrones.

Con mucha preocupación, pero sin renunciar, les decimos que aquí seguimos sumando trabajo por un país sin inequidades, con una economía de la solidaridad y por el hecho cierto y constitucional de un Estado Social de Derechos.

Qué panorama con tanta incertidumbre y nosotros con 24 años de presencia, testimonio, llenos aún de muchas esperanzas.

Gracias a todos los que nos han acompañado y ayudado en este trayecto. Cuenten con nosotros  para sus iniciativas.

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